HAY SITIOS TAN ATERRADORES COMO INSPIRADORES. Y ESTA FÁBRICA DE CLONES ES UNO DE ESOS FASCINANTES LUGARES.
Unos ojos que ya conoces te están mirando fijamente. No se mueven. No tienen vida. Conoces a la perfección cada rasgo de su cara, pero su inerte expresión solamente te pone los pelos de punta. No, por mucho que lo parezca no es una película de miedo. Es la vida real. Es una fábrica de clones.
EN CASTELLANO POR FAVOR
Digno de una película de terror, en la empresa Clone Factory puedes clonarte y tener una mini copia exacta de ti. Sin vida, tampoco nos pasemos que no estamos hablando de la oveja Dolly. Pero el insuperable nivel de detalle en el rostro y el realismo es tan sorprendente que da miedo. Porque no vayamos a engañarnos, figuritas humanas hay desde hace años, pero imagínate ir al Madame Tussauds y poder comprar una miniatura para tenerla en tu casa. No sé tú, pero a mí me daría miedo verlo después de ir al baño por la noche.

¿Conoces la teoría del “valle inquietante”? En robótica y en el mundo del 3D se nombró esta teoría para describir lo que siente un ser humano cuando ve un objeto inanimado con forma antropomórfica. En un principio encontramos a las copias humanas agradables, graciosas e incluso tiernas. A medida que la copia va siendo cada vez más realista nos va dando repelús, provocando un enorme rechazo. Pero curiosamente, cuanto más nos cuesta diferenciar el original de la copia volvemos a sentir empatía.


¿Y dónde se crean estos clones? Pues en un lugar que combina los enormes rascacielos, tecnología y trenes bala con una identidad cultural de tradición milenaria. Yes, it’s Tokio. Una ciudad donde a cada paso que das te sorprende algo que nunca habías visto anteriormente. La cultura japonesa satisface ese anhelo de novedad que tiene el ser humano, llegando hasta límites insospechados por lo que parece. Como si fuera parte de un libro de “¿Dónde está Wally?”, la Fábrica de Clones se sitúa entre las millones de luces de neón de Akihabara, el núcleo comercial tokiota.

MAKING OFF
Los muñecos Jibun-san (que significa “yo” debido a que están hechos para que se parezcan exactamente a ti mismo) tienen un proceso de fabricación de lo más curioso.
Uno, que no pare ninguno*. En una habitación hay una silla rodeada de cámaras DSLR digitales, AKA réflex, que así hasta Truman se habría enterado. Cámaras everywhere, techo incluido. Tú te sientas en la silla más quieto que un animal disecado. Todas las cámaras empezarán a dispararse en una ráfaga de flashes digna de una alfombra roja, sacando fotos en alta resolución de tu cabeza desde todos los ángulos habidos y por haber.

Dos, nos movemos los dos*. Las millones de fotos se combinan en un software de modelado 3D.
Tres, lo mismo pero al revés*. El momento de la clonación ha llegado. Cuando los datos 3D están listos, se envían a la impresora 3D ZPrinter 650 y se introduce una bandeja con polvo de yeso. Las capas de tinta que suelta la impresora van endureciéndose en el yeso, creando un modelo detallado de tu cara.
Cuatro, me voy a la barra un rato*. Al lado de la impresora hay otra máquina que quita el exceso de yeso con un chorro de aire.
Cinco, bailo y brinco*. Los rasgos faciales, dientes, pelo y maquillaje serán idénticos a los tuyos. El resto lo puedes elegir tú, tanto el cuerpo como la ropa y los accesorios. No sufras por no poder tener el six pack de Superman en la vida real, por lo menos tu miniyo podrá tenerlo. También puedes elegir tener solamente la cabeza, sería aún más creepy pero es una opción.

Seis, no me veis*. Unos días después, ya tienes tu clon de 50 cm ready por “tan solo” $1750.

ENVUÉLVALO PARA REGALO POR FAVOR
No es coña. La clonación de muñecos humanos es “el no va más” en cuanto a regalos actualmente en Japón. Se considera como algo único, personalizado y muy agradable. Agradable no sé, pero único y personalizado fijo. Según dice la Fábrica de Clones, se suelen regalar a las niñas (todos sabemos que los niños no juegan con muñecos) pero actualmente tienen overbooking en época de bodas. ¿Será para la tarta? Es lo que tienen las ocasiones especiales, que con tal de ser originales podemos llegar a caer en estas cosas. Aunque a los occidentales nos da algo de grima, los japoneses llevan años mejorando las réplicas humanas para que los clones personales sean un elemento de decoración más en el hogar. Es un upgrade del mantel de ganchillo y el toro encima de la tele.

¿QUÉ NECESITO SABER?
- Ubicación: Barrio de Akihabara, Tokio
- Lamentablemente el lugar ha cerrado. Pero siempre puede servirte como inspiración
* Joaquín Isidoro Bayo Gómez, AKA Chimo Bayo (2007). Canción “La tía Enriqueta”, Álbum “Génesis”. Just listen!
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