EN ESTAS CUEVAS TALLADAS HAY SALAS SUBTERRÁNEAS INTERCONECTADAS, FIGURAS ESCULPIDAS EN LAS PAREDES Y MUCHA MAGIA.
Cada uno tiene una forma de evadirse del mundo o, en algunos casos, conectarse más a él. ¿Cuál es la tuya? La de un señor llamado Levon fue crear las cuevas talladas más espectaculares de todo Armenia.

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Se llaman Levon’s Divine Underground y está en Arinj, un pueblo a las afueras de la capital de Armenia, Ereván. Parece un pueblo normal pero no lo es. Porque en sus subsuelos hay unas cuevas talladas que parecen otro mundo a parte. Y no es para menos, porque tienen siete salas y ocupan unos 300 metros cuadrados.

Lo primero que te encuentras es una puerta de acero y una enorme escalera. Comienza la aventura. La primera sala está llena de esculturas iluminadas con velas. Ya empiezas a sentir la paz que emana este lugar. Al parecer, cada vela que se enciende está asociada a un deseo. Levon, el “arquitecto”, creía que todos estos se harían realidad.
El resto son una serie de salas interconectadas a través de pasillos y escaleras, cada una decorada de una manera diferente, pero todas con un nivel de detalle que te deja asombrado. Y menos mal que están perfectamente señalizadas, porque aquello es un laberinto en el que sería muy fácil perderse.

También hay un pequeño jardín con más pinturas y figuras talladas en sus paredes. Sin embargo estas figuras son Levon y su mujer. Y patatas. ¿Por qué patatas?

¿QUIÉN NO NECESITA UNA BODEGA DE PATATAS?
Resulta que todo esto nace de que Tosya, la mujer de Levon, le pidió a su marido que hiciese una bodega de patatas. Levon se puso a cavar y le flipó tanto que se puso a hacerlo todos los días de su vida durante sus 22 últimos años. Se hacía unas jornadas de 12 horas y a veces incluso más. Fue como una obsesión, algo que irremediablemente tiraba de él. No tenía planos, cada día se ponía a cavar y tallar lo que había soñado la noche anterior.

Sin embargo, por muy grande que sean estas cuevas talladas, aún no están terminadas. Levon tenía planes de tallar otros túneles que llevasen a 74 salas más, un proyecto que le habría llevado 30 años. Murió tomándose un descanso en un manantial cercano.
Después de eso, su mujer decidió convertir estas cuevas talladas en un museo para conmemorar la hazaña de su marido y su duro trabajo.

HAPPY PLACE
Está claro que este era el lugar donde Levon era más feliz. Y realmente es algo que se percibe. Estando allí abajo parece como si nada más existiera. Todo es silencio y tranquilidad, es como si fuera la representación física de la meditación. Aquí no pasa el tiempo, no hay prisas. Solo existe ese momento.

¿QUÉ NECESITO SABER?
- La entrada es gratuita pero se anima a donar unos 3 euros.
- Aquí tienes la dirección.
- Son túneles subterráneos, por lo que no lo recomendamos a las personas que sufren de claustrofobia.
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