DE PARQUE DE ATRACCIONES, A NARCOTRAFICANTE, A LUGAR ABANDONADO COOL.
No sé qué tienen las cosas en ruinas que nos atrapan tanto. Debe de ser el halo de misterio que les rodea o la sensación desoladora que solo tienen esos lugares decrépitos. El caso es que es fuente de inspiración para muchas historias, entre ellas las que te montas en tu cabeza cuando estás allí. Porque hay que reconocerlo, somos cojonudos montándonos películas. Pero como la de este parque de atracciones abandonado no hay muchas…
EN CASTELLANO POR FAVOR
Si las cosas destruidas nos gustan, en Berlín aún más. Berlín es una de estas ciudades cuya cultura underground te hace flipar en mayúsculas. Son únicos en ello. Se les da muy bien. Entre uno de los muchos lugares misteriosos y enigmáticos llenos de historias y recuerdos, los berlineses cuentan con Spreepark, un impresionante parque de atracciones abandonado.


Spreepark son los restos de lo que fue un parque de atracciones de los años 60. Situado a las orillas del río Spree, ahora se encuentra tragado por la naturaleza. Los que han ido dicen que es un lugar surrealista y algo bizarro. Y es normal, lo que antes estaba lleno de vida ahora mismo es un paisaje cuanto menos espeluznante.
Pasear entre las atracciones que quedan es sobrecogedor. La noria chirría como si quisiera volver a la vida. Todo está como en un sueño profundo esperando a despertarse. Dinosaurios, dragones, cisnes, coches con bigotes y demás artefactos habitan el lugar. Algunos siguen de pie, otros están en el suelo como si se les hubiese agotado la pila. Aunque aún hay una atracción que todavía funciona, las tazas locas. Eso sí, cuidado por dónde pisas, como puedes entender este lugar no está en las mejores condiciones.





Si esto ya es la hostia, vas a flipar con su historia…
CORRÍA EL AÑO 1969
Para alegrar un poco a la enclaustrada y desanimada población del Berlín oriental, en 1969 se inauguró el primer parque de atracciones de la República Democrática Alemana. Éxito total, llegó a tener 1,5 millones de visitas al año. Sin embargo, al mismo tiempo que caía el muro de Berlín también lo hicieron las visitas a Spreepark. Debido a una carísima remodelación que decidió su nuevo dueño – Norbert Witte – el precio de las entradas subió. Hay veces que persiguiendo una cosa conseguimos el efecto contrario. Y precisamente fue lo que pasó en este caso. Norbert quería aumentar el atractivo del parque, pero lo llevó a su ruina y, por consiguiente, a su cierre en 2002.

El empresario, con más deudas que neuronas, mintió al ayuntamiento berlinés para llevarse las atracciones a Perú. Supuestamente para arreglarlas. Realmente huyó para intentar montar otro parque de atracciones allí, el Lunapark. Pero las autoridades no le dejaron sacar todos los cacharros y le resultó imposible montar el nuevo parque.

Con su gozo en un pozo, el señor Witte repatrió cada elemento de vuelta a Alemania. Pero esta vez iban rellenos, no de chocolate ni de cacahuete, sino de cocaína. 170 kilos repartidos en los mástiles de “la alfombra voladora”. La alfombra en vez de a Agrabah le llevó a una cárcel germana. Aunque a su hijo sí que le tocó el premio gordo. A él le pillaron en Perú y le mandaron a una de las peores cárceles de Latinoamérica.

EL PUEBLO HA ELEGIDO
Después de su intento de venta por Ebay por alguien que no tenía nada que ver con el parque de atracciones, éste ha quedado abandonado. Por lo que la gente, atraída por la fascinación de un lugar semejante, empezó a colarse saltando las vallas para investigarlo y embriagarse del aterrador ambiente. Fueron las fotos que iban subiendo las que dieron la fama a este decadente y misterioso lugar.
Lamentablemente han creado unos tours organizados para ver Spreepark, supuestamente y así protegerlo de actos vandálicos. Personalmente creemos que esto se carga la magia de descubrir este parque de atracciones abandonado por ti mismo. Puedes seguir colándote, pero sé astuto ya que traspasar una propiedad privada en Alemania son como mínimo 500 pavos de multa.


Tras volver a las manos de la ciudad de Berlín, el parque se encuentra en chapa y pintura. Los berlineses votaron para que el lugar se convirtiese en un parque público. Y sorprendentemente les han hecho caso. El objetivo ahora es que se convierta en un lugar donde el arte, la cultura y la naturaleza confluyan. Algunas atracciones se mantendrán y otras nuevas se crearán, resucitándolo pero manteniendo el encanto de su esencia. ¿Esto significa que pronto volveremos a escuchar la expresión «antes todo esto era campo»?


¿QUÉ NECESITO SABER?
- Dirección: Kiehnwerderallee 1-3, 12437 Berlín.
- Si te da cosa colarte tienes visitas guiadas los sábados y domingos. Nur auf Deutsch.
- Se puede ir en transporte público.
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